Es como si estando friendo en casa, el aceite se quema, la campana extractora se estropea, y hay que abrir las ventanas para ventilar y que el humo salga fuera. Con este símil, Jesús Damián de la Rosa, investigador principal de la Unidad Asociada CSIC-UHU ‘Contaminación Atmosférica’, explicó a Viva Huelva lo que pasó en Atlantic Copper, fundición de cobre situada en la Avenida Francisco Montenegro de la capital onubense, el 5 de octubre del pasado año.
Aquel día, un agresivo apagón eléctrico sucedido al mediodía y que afectó a la ciudad de Huelva y buena parte de la costa, provocó un parón en la fábrica, que se vio obligada a lanzar al aire onubense su cóctel químico, al fallar los filtros. El viento sur de aquel día, corroborado por Meteo Huelva, hizo que la negra nube que causó la fuga avanzara en paralelo a la factoría por Francisco Montenegro, llegando al centro de la ciudad. “La planta se paró, pero el horno sigue caliente, sigue funcionando, y tienen que hacer algo. Tuvieron que ventear, porque los filtros no funcionaban y no había capacidad de aspiración”, explica De la Rosa. Este extremo fue confirmado a este periódico días después del suceso por trabajadores de la planta, que explicaron que se vieron sorprendidos por el repentino apagón y que la decisión tomada fue el mal menor.
¿Por qué, entonces, aquel día esta fuga no quedó reflejada ni en los medidores de la UHU ni en los de la Junta de Andalucía? Porque el apagón lo paró todo. Así lo explica De la Rosa, que describe que las cabinas de medición “se quedaron sin luz, y una vez que volvió, la actividad no es espontánea, ya que estos sistemas tienen un proceso de recalibración”.
Lo que pasó en el Nuevo Colombino
La fuga tuvo una forma concreta. Una espesa nube fue avanzando hacia el centro de la ciudad, y en puntos cercanos de paso, como el estadio Nuevo Colombino, lo notaron sobremanera. Trabajadores del Recreativo de Huelva detallaron a este periódico que aquel 5 de octubre, en el desarrollo de una reunión que llevaban a cabo en los veladores de un restaurante de las instalaciones, se vieron sorprendidos por una “nube negra”. “Llegó un momento en que no nos veíamos las caras, nos asustamos porque empezó a dolernos la cabeza, a picarnos la lengua y a llorarnos los ojos”, describen fuentes del club, que ofrecieron este testimonio a Viva Huelva días después del suceso. “No sabemos qué traería esa nube, pero era una nube tóxica”. Por estos hechos, un empleado de la empresa de rotulación que trabaja para la entidad tuvo que recibir atención médica. Tras recibir varias llamadas de advertencia sobre lo que estaba ocurriendo, los alrededor de 30 trabajadores del Recre que en ese momento estaban en las instalaciones, decidieron desalojar rápidamente el edificio. Según ha podido saber este periódico, la dirección de otra empresa situada en la línea por la que avanzaba la nube, tras el susto, consultó a fuentes científicas para saber qué estaba provocando aquella opaca masa de elementos químicos.
Además, aquel 5 de octubre, las redes sociales hirvieron con el tema, con centenares de conjeturas y preguntas sobre un suceso con el que quedaron desnudas las medidas de seguridad de una empresa que trabaja con elementos demasiado sensibles para la salud, y que, sin recursos ante el sorpresivo apagón, tuvo que ventear hacia el aire de Huelva. Qué cantidad de emisión se produjo difícilmente se sabrá. Pero ocurrió. El pasado 5 de octubre. Un día negro para Atlantic Copper, para el tan maltratado aire de Huelva y para los ciudadanos que se toparon con la dichosa nube.
FUENTE: Viva Huelva