Hoy es un día triste para Huelva, pues desgraciadamente se ha consumado la mayor traición sufrida por esta ciudad y sus habitantes a lo largo de su ya milenaria historia. Hoy, la Mesa de la Ría ha comunicado a la ciudadanía que nuestros dirigentes, aquellos que en lugar de representarnos nos reemplazan, se han plegado ante el poder empresarial que dirige esta ciudad desde la sombra con métodos quasi mafiosos.
A partir de ahora, el 24 de abril de 2014 será recordado como el día en que los ciudadanos y ciudadanas de Huelva tuvieron conocimiento de que el Ministerio de Medio Ambiente había aceptado que tapar los fosfoyesos con una fina capa de tierra equivale a una restauración medioambiental de la marisma, aquella que nos fue arrebatada y que ahora se niegan a devolverla a la ciudad.
Llevamos meses, incluso años, explicando hasta la saciedad que un vertido ilegal de residuos debe llevar aparejada la retirada de los mismos y la devolución de la zona dañada a su estado original. Para esta cuestión, tan solo exigimos el mismo trato que se le daría a cualquier otro ciudadano o empresario que fuese condenado por hechos similares. Pero no, una vez más, hemos constatado que la justicia no es igual para todos, y que aprieta en mayor o menor medida en función del número de cifras que componga el saldo de la cuenta bancaria del condenado. En este caso, la de Villar Mir debe estar repleta de cifras, pues se ha permitido incluso promover para el nombramiento como ministra del ramo a una antigua empleada y directiva de su empresa, de aquella misma empresa sobre la que tendría que decidir cuanto dinero deberá emplear para devolver a Huelva su marisma y la dignidad arrebatada.
Es evidente, que para este tipo de personajes sin escrúpulos, los intereses económicos (los suyos propios) están por encima de la salud y de la vida de las personas, pero no debería serlo tanto que nuestros dirigentes antepongan esos intereses (los de otros) por encima de los de los ciudadanos que en su día confiaron en ellos y que con su voto les otorgaron la capacidad de dirigir la gestión de lo público, lo de todos, y ello incluye también a nuestro entorno, a nuestra salud y a nuestra calidad de vida. Pues ahora ha llegado el momento de que hagamos pagar a éstos dirigentes por su desprecio y por su falta de compromiso.
Pedro Rodríguez, a la sazón nuestro alcalde, ha preferido no enfrentarse a su partido (quien dirige el Ministerio de Medio Ambiente), y ha antepuesto también su deseo de perpetuarse en la poltrona a la vida y a la salud de los vecinos y vecinas de su ciudad, de aquella de la que es su máximo dirigente. Esta traición debe ser castigada, y el día 24 de mayo tenemos la oportunidad de hacerlo con nuestro voto.
En esta situación, no podemos dejar de sacar a la luz la responsabilidad que también se extiende, y no en menor medida, a quienes hasta hace días co-gobernaron la Administración Autonómica Andaluza, PSOE e IU. En este caso,fue la Junta de Andalucía quien autorizó a Fertiberia a construir una pirámide de fosfoyesos de más de 30 metros de altura, cuando la empresa se quedó sin suelo disponible para seguir vertiendo en superficie, tal y como le autorizó el gobierno franquista allá por los años 60. También fue quien le otorgó a la misma empresa la pertinente autorización ambiental para que pudiera seguir vertiendo en las marismas, a pesar de que ya existía una sentencia condenatoria de la Audiencia Nacional. El partido socialista es por tanto responsable de que millones de toneladas de fosfoyesos, que nunca debieron verterse, nos hayan convertido en la ciudad de Europa que cuenta con el mayor vertedero de residuos industriales.
En estos últimos años, a pesar de que cientos de ciudadanos lo exigimos por escrito a la Junta de Andalucía (en una campaña de recogida de firmas promovida por la Mesa de la Ría), ésta no ha utilizado la fórmula que pone a su disposición la Ley de exigencia de responsabilidad medioambiental, para obligar a Fertiberia a que reparara el daño causado al medio ambiente, todo lo contrario, han optado por mirar para otro lado y tratar de echar la pelota en el tejado del gobierno Central, a pesar de que la Administración Andaluza tenían la potestad y capacidad para haber solucionado el problema. A la Junta de Andalucía, es decir, al tándem PSOE-IU no le ha importado Huelva, ni siquiera tras haber contado con un vicepresidente del gobierno andaluz al que se le llena la boca de onubensismo cada vez que se dignaba a visitar esta ciudad a la que con su inoperancia ha despreciado.
En cualquier caso, no todo está perdido, aún existe una posibilidad de detener este atropello sin precedentes. Desde el Ayuntamiento, la Mesa de la Ría podría contar con las herramientas legales necesarias para evitar que el plan de tapado de las balsas se pueda llevar a cabo. Para ello, necesitamos que la ciudadanía nos de su apoyo y confianza. Somos la única organización verdaderamente de Huelva que concurre a las elecciones y por ello, el único interés que nos mueve es el de Huelva y sus ciudadanos y ciudadanas. Es evidente que no tenemos que rendir cuentas ante ninguna dirección política nacional, ni ante el partido que gobierne en el Estado o en Andalucía. Es el momento de que Huelva luche por lo suyo, por lo que se merece, por lo que se ha ganado con su esfuerzo y sufrimiento a lo largo de su historia, y esa posibilidad pasa únicamente por que sea una organización como la Mesa de la Ría quien dirija nuestro Ayuntamiento y nuestra ciudad. El reto es importante y estamos dispuestos a asumirlo. Entre todos y todas, podemos conseguir que de una vez se haga justicia y se devuelva a la ciudad lo que es nuestro. ¡Vamos a por ello!
Rafael Gavilán
Candidato de la Mesa de la Ría a la Alcaldía de Huelva