Un informe de 1996 demuestra que el Alcalde de Huelva miente cuando dice que tiene informes que hablan de que los fosfoyesos no son peligrosos. Este informe pone de manifiesto las consecuencias que sobre la salud y el medio ambiente tenían y tienen los fosfoyesos.
Entre otros riesgos habla de la toxicidad y radioactividad de los vertidos en la marisma, que son superiores a los admitidos. Hace referencia al Uranio o al Radón-222 que superan los niveles permitidos en las balsas de fosfoyesos.
Incluso refleja el impacto negativo que sobre el turismo tiene la presencia de estos vertidos.