Hoy se ha producido un hecho que tachan de histórico. La llegada de un primer crucero al Puerto de Huelva. Algo de lo que nos alegramos desde la Mesa de la Ría, ya que desde siempre hemos apostado por un cambio de modelo económico en el que el turismo, y en especial el turismo de cruceros, tenga un gran protagonismo. Creemos en las posibilidades de Huelva.
Ahora bien, nos sorprende mucho ver como un crucero de tal calado puede llegar hasta casi el muelle de las canoas, cosa que no hace ni el ferry que va a las Islas Canarias. Más aún cuando hace unos años, estando vivo José Pablo Vázquez Hierro, pudimos reunirnos con la presidenta de la Autoridad Portuaria para proponerle un proyecto que desde Cádiz se veía con buenos ojos, que era la implantación de una línea marítima entre ambas capitales andaluzas, una forma de solucionar un anhelo histórico de los onubenses, el tener conexión con la vecina Cadiz, y que sin embargo, Manuela de Paz calificó como imposible e irrealizable al impedirlo el calado de este tipo de barcos y que era necesario un dragado de la ría.
Para nosotros el proyecto de ferry rápido entre Huelva y Cádiz es de vital importancia como motor económico para la ciudad, siendo una nueva oportunidad no sólo para el turismo, sino también para el transporte de mercancías y personas.
Hoy nos encontramos con un barco que teniendo un calado mucho mayor que el de un ferry, es capaz de llegar hasta el centro de Huelva. Algo ha pasado, y es que la Autoridad Portuaria ha tenido que realizar un dragado del fondo de la ría. Un dragado que hemos podido comprobar in situ, y no sabemos si el Puerto tenía los permisos necesarios para realizarlo. Creo que debemos ser informados de cada uno de los pasos que realiza la Autoridad Portuaria, que no deja de ser una administración pública más, y que debe cumplir con la legalidad. Y es que nos surgen varias dudas de como se ha hecho este dragado y donde se han llevado los lodos recogidos, lodos contaminados y con alta concentración en metales pesados, si han sido tratados o no, que la propia Manuela de Paz dijo que no movería ni un gramo cuando nos reunimos con ella.